«Los profesionales de la música estamos agonizando»: el S.O.S de un sector invisible
En sus 23 años de andadura, la sala Milwaukee de El Puerto de Santa María (Cádiz) ha visto a pasar a músicos tan variopintos como Betty Missiego, La Unión, Mikel Erentxun, Chano Domínguez o la Vargas Blues Band. Y hubieran sido muchos más si el pasado 14 de agosto no se hubiera visto obligada a cerrar sus puertas hasta nuevo aviso. La orden llegaba de la Junta de Andalucía, que prohibía cualquier manifestación de ocio nocturno a causa de la pandemia de la COVID-19, incluidas las salas de conciertos.
Era el final de una larga agonía que empezó el pasado mes de marzo y siguió con el lento desconfinamiento. “Hemos estado haciendo conciertos con un aforo reducido a un 40 por ciento: 60 sillas separadas un metro y medio, siguiendo las directrices a rajatabla, con mascarillas y gel de manos… y hemos durado dos semanas”, lamenta Carlos, el gerente de la sala. “Hay pubs que se han podido reconvertir en cafeterías y seguir abiertos. Pero, sin eventos, no recuperamos un Erte de siete personas vendiendo cafés”.
La Milwaukee lleva cancelados 25 de los conciertos que tenía programados para este año, algunos con onerosos billetes de avión ya pagados, y sus responsables dan el año por perdido. “Estamos haciendo reservas con condiciones para 2021”, dice Carlos con dudas. “Pero lo cierto es que el sector entero está llorando. Hay miles de músicos y técnicos que se han quedado sin trabajo y carecen de ayuda alguna. Me llaman a diario para ofrecerme conciertos de lo que sea, de diez personas, de ocho. Estamos todos agonizando”.
A punto de quebrar
Una situación que se ha hecho visible el pasado 17 de septiembre con movilizaciones en toda España, convocadas por el Movimiento de Unificación Sectorial de la Industria del Espectáculo y los Eventos con lemas como #culturasegura o #hacemoseventos. Su mensaje va dirigidol gobierno central para que se tomen medidas urgentes, desde diversos ministerios (Trabajo, Hacienda, Asuntos Económicos, Cultura y Deporte, e Industria) para paliar la sangría de empleos que la pandemia está provocando en este ámbito: desde diseñadores de carteles o fotógrafos a chóferes de furgonetas, desde responsables de comunicación a mánagers, pasando por montadores de escenarios, técnicos de luces y sonido, empresas tiqueteras…
Alberto también dirige una sala, la sevillana Malandar, y un local más pequeño en la misma ciudad, Vinilo Rock Bar, además de organizar giras nacionales e internacionales, festivales como el Caravan Sur o el Hype Me Fest! , ejercer de mánager para artistas como Antílopez, O’Funkillo, Cristian de Moret o Zaguán, entre otros menesteres. Además, es el Presidente de la Asociación de Salas de Andalucía. Un trabajador de la música puro que en seis meses ha visto desmerengarse todo cuanto tenía planificado para el presente ejercicio.
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