La Covid-19 amenaza los logros mundiales en la igualdad de género
Durante gran parte de la historia de la humanidad y en muchos lugares, las niñas han sido consideradas como una propiedad. O, en el mejor de los casos, como personas subordinadas a las que se exigía obediencia a los padres hasta el día en que tenían que empezar a obedecer a los maridos. Pocas personas pensaban que valiera la pena educarlas. Menos aun fueron quienes imaginaron que una niña podría acabar gobernando Alemania, dirigir el FMI o inventar una vacuna.
En la mayor parte del mundo, esa visión de la condición de las niñas no sólo parece ya anticuada sino inimaginablemente remota. En buena parte del mundo rico, los progenitores tratan hoy por igual a sus hijas y a sus hijos, e invierten lo mismo en su futuro. En un ámbito tras otro, las niñas han alcanzado a los niños. A nivel mundial, las jóvenes son más numerosas ya que los varones en la universidad. La velocidad del cambio ha sido vertiginosa.
Hace 50 años, sólo el 49% de las niñas en edad de asistir a la escuela primaria estaba escolarizado en los países de ingresos medios-bajos, frente al 71% de los niños; hoy, la proporción en ambos casos es de un 90%.
En 1998, sólo la mitad de las niñas en edad de asistir a la escuela secundaria estaba matriculada en todo el mundo; hoy, dos tercios lo están. Durante el mismo período, las tasas de analfabetismo han pasado de una de cada cinco jóvenes de 15-24 años a una de cada diez, una proporción más o menos equiparable a la de los varones.
Tener una hija es más deseado que nunca. En algunos países, los progenitores las prefieren. Incluso en lugares, como China, donde ha sido muy frecuente el aborto selectivo de fetos femeninos, ya lo va siendo muchas veces menos. Las niñas también tienen menos probabilidades de ser casadas en la infancia. En 1995, casi seis de cada diez niñas fueron casadas antes de cumplir los 18 años en el sur de Asia ; esa proporción se ha reducido a la mitad. En todo el mundo, pasado de una de cada cuatro a una de cada cinco.
Las niñas gozan también de mejor salud. En comparación con mediados de la década de 1990, se muestran sexualmente activas más tarde y es más probable que utilicen métodos anticonceptivos. Las tasas de embarazo adolescente han disminuido en una cuarta parte a escala mundial y en dos tercios en el sur de Asia y Norteamérica. Es menos probable que las niñas sufran mutilación genital, y protestan más enérgicamente contra esa horrible tradición. Mientras que en 2000 sólo el 27% de las mujeres y niñas de las regiones más afectadas afirmó que debía prohibirse, hoy lo afirma el 54%.
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