Diana Trujillo, directora de vuelo de la misión «Perseverance»: “Algo de vida tiene que haber en Marte”
La ingeniera aeroespacial colombiana Diana Trujillo narró ayer, por primera vez en español, el aterrizaje de una nave de la NASA en la superficie de Marte. Trujillo (Cali, 1981) fue la líder de la misión Curiosity, estuvo a cargo del equipo de ingenieros que desarrolló el brazo robótico del Perseverance y recientemente fue nombrada directora de vuelo de la misión Mars 2020.
La científica, que llegó hace dos décadas a Estados Unidos sin saber inglés y con 300 dólares en el bolsillo, se ha convertido hoy en ejemplo e inspiración para miles de mujeres latinas que sueñan con trabajar algún día en la NASA. Trujillo insiste en que contar en castellano la llegada del Perseverance a Marte puede ayudar a que muchas niñas y niños de América Latina y España se enamoren de la ciencia y del espacio.
Unas horas después de terminar la transmisión en vivo del programa Juntos perseveramos, que ha tenido más de un millón y medio de visualizaciones, Trujillo contó a EL PAÍS los detalles del exitoso aterrizaje de la nave y los objetivos de la misión. Según la investigadora, el Perseverance tiene toda la tecnología necesaria para encontrar rastros de vida microbiana de hace miles de millones de años en el cráter Jezero del planeta rojo.
Ayer fue la primera vez que la NASA transmitió en español la llegada de una nave a otro planeta y usted fue la encargada de narrar el proceso. ¿Cómo vivió esa experiencia?
Respuesta. Fue espectacular. Desde hace mucho tiempo yo quería que la NASA transmitiera en español un aterrizaje planetario. Llevaba meses insistiendo. Todo salió muy bien. El objetivo era que este momento histórico llegara no solo a los científicos y a los ingenieros que hablan inglés, sino a las abuelas, los abuelos, las mamás, los papás y sobre todo a las niñas y niños de América Latina y España.
Además de contarle al mundo hispano los detalles del aterrizaje, usted desempeñó un papel muy importante en el desarrollo del Perseverance, ¿cuál fue su rol específico?
Hace poco me nombraron una de las directoras de vuelo de Perseverance. Antes fui la encargada de liderar el equipo que diseñó el brazo robótico de la nave y de construir los dos instrumentos que nos van a ayudar a demostrar si en el pasado hubo vida en Marte.
¿Cómo fue el proceso?
Trabajamos muchísimo, 24 horas al día durante muchos meses para terminar de ensamblar el robot Persy [en femenino]. No paramos nunca, ni fines de semana, ni diciembre, ni fiestas. Nos íbamos rotando entre los miembros del equipo para no perder ni un minuto. Cuando la nave estuvo lista la llevamos a Cabo Cañaveral en Florida. Despegó el 30 de julio del año pasado, hace casi seis meses. Perseverance viajó 480 millones de kilómetros a 20.000 kilómetros por hora. El reto era poder bajar esa velocidad a cero para aterrizar sin problemas. Lo logramos. Fue muy emocionante.
¿Cuál es su balance del aterrizaje? ¿Cómo fueron los detalles de los últimos minutos antes de que el Perseverance tocara superficie marciana?
Sobrevivimos a los siete minutos del terror. Así le decimos al tiempo que pasa desde el momento en que la nave toca la atmósfera en Marte hasta cuando llega a la superficie. En ese intervalo el robot tuvo que cambiar el ángulo de rotación para ponerse de frente al suelo, desacelerar a través de la activación de un paracaídas supersónico, frenar con un escudo térmico, tomar fotos para comparar lo que estaba viendo con la información que tiene guardada en su cerebro. Cuando estuvo muy cerca de la superficie prendió los cohetes para evitar chocar con el piso y comenzó a bajar muy despacio con ayuda de una especie de grúa aérea.
Leer la entrevista completa en El País.